Por decisión del P. Coindre, dejó definitivamente a su madre y a los suyos el 6 de octubre de 1818, por la tarde, en la fiesta de San Bruno. La Fundación de la Congregación ocurrió en efecto, después de las vísperas de la vigilia, en la cual, según algunos documentos, Madre Claudina y Madre San Borja se reunieron en Pierres-Plantées.
La primera noche que pasó fuera del techo materno, fue para ella una noche de desolación y de angustia tales que, al fin de su vida, la Madre Fundadora hablaba todavía de ella, como de la noche más terrible que hubiera jamás conocido. «Me parecía, decía, haberme comprometido en una empresa loca y presuntuosa, que no tenía ninguna garantía de éxito, que, al contrario, todo hacía pensar que acabaría en la nada ».
En memoria de esta primera noche del 6 de octubre, se dio el nombre de San Bruno a la Srta. Jubeau, una de las primeras compañeras de la Srta. Thévenet. Ya alguna de ellas se había adelantado a la intrépida Fundadora en el humilde retiro de Pierres-Plantées (para arreglar la casa, solamente) y, si ella les habló de sus temores nocturnos de la víspera, fue sobre todo para hacer fracasar los engaños del maligno espíritu, burlándose de él y apoyándose en las palabras del que dijo: Buscad primero el Reino de los cielos y lo demás se os dará por añadidura.
La primera noche que pasó fuera del techo materno, fue para ella una noche de desolación y de angustia tales que, al fin de su vida, la Madre Fundadora hablaba todavía de ella, como de la noche más terrible que hubiera jamás conocido. «Me parecía, decía, haberme comprometido en una empresa loca y presuntuosa, que no tenía ninguna garantía de éxito, que, al contrario, todo hacía pensar que acabaría en la nada ».
En memoria de esta primera noche del 6 de octubre, se dio el nombre de San Bruno a la Srta. Jubeau, una de las primeras compañeras de la Srta. Thévenet. Ya alguna de ellas se había adelantado a la intrépida Fundadora en el humilde retiro de Pierres-Plantées (para arreglar la casa, solamente) y, si ella les habló de sus temores nocturnos de la víspera, fue sobre todo para hacer fracasar los engaños del maligno espíritu, burlándose de él y apoyándose en las palabras del que dijo: Buscad primero el Reino de los cielos y lo demás se os dará por añadidura.