Te pedimos, Señor, la gracia de que todas nuestras intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.
Breve silencio
Descansa del ajetreo y mira a dónde vas y a qué.
El hombre es creado para alabar, honrar y servir a Dios nuestro Señor. De esta forma se salvará. Todo lo demás ha sido creado como ayuda para alcanzar este fin.
Señor Jesucristo, quisiera ofrecerte una casa bien limpia y barrida
para que la habites, pero no puedo.
Ahora sí que puedo exclamar sabiendo lo que quiere decir:
«Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa...»
¡Pero tú ya estás aquí!
Viviendo entre los ídolos que antes aquí reinaron.
El suelo está sucio y, a veces, la habitación mal ventilada, ¡incluso para mí!
Tu presencia aquí me avergüenza,
sin embargo, tu dormiste en una cueva, tú pasaste noches enteras
bajo el manto de las estrellas.
Pero, aunque no pueda acomodarte mejor, sentiré, de igual manera, la alegría
de que tú estás presente.
Tengo que creer firmemente, Señor, y no puedo tener la menor duda
de que tú te sientes, como en casa, con los pecadores y mi mayor pecado, Señor Jesús,
¡es que no quiero contarme entre los pecadores! Me cuesta mucho aceptar esto,
aunque es absolutamente evidente.
Pero la esperanza es como un rayo verde en medio de un mundo ahogado y en desorden.
Y esta esperanza viene de tu Espíritu.
Ahora puedo descansar, Señor, en esta esperanza.
William Breault, S.J.
Petición
Señor, Tú conoces nuestras necesidades e intenciones, pero deseas que expresemos lo que necesitamos, por eso, si es para tu mayor gloria, te pido…
Ofrecimiento de sí
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro. Disponed de ello según Vuestra Voluntad. Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan.
Oración final
Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a San Ignacio de Loyola para extender la gloria de tu nombre; concédenos que después de combatir en la tierra, bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Señor, Tú conoces nuestras necesidades e intenciones, pero deseas que expresemos lo que necesitamos, por eso, si es para tu mayor gloria, te pido…
Ofrecimiento de sí
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro. Disponed de ello según Vuestra Voluntad. Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan.
Oración final
Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a San Ignacio de Loyola para extender la gloria de tu nombre; concédenos que después de combatir en la tierra, bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.