
A vos que sin cesar habeis estado devorado por el celo de la mayor gloria de Dios y de la sed más ardiente de la salvación de las almas, glorioso San Ignacio, luchador intrépido, nuestro dulce patrón, nuestro fiel abogado: venid para socorrernos, a fin de que gocemos de la felicidad de nuestra liberación, y seais vos glorificado con nuestra completa y entera victoria.
Rogad por nosotros, bienaventurado San Ignacio.Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
POSITIO
Suerte en el concurso.